Lo decía porque a él le tocó dejar de estudiar para comenzar a trabajar desde los 12 años de edad, luego de que la violencia política entre liberales y conservadores le arrebatara a su padre. Su madre quedó sola con cinco hijos pequeños, razón por la que decidieron trasladarse de Salamina, Caldas, a la gran capital, Bogotá.

Se idearon primero una fábrica de arepas en la que trabajaban Ancizar y sus hermanos junto a su madre. Luego él se fue a trabajar como empleado a una empresa metalmecánica y después a una discoteca. Con el paso de los años fue adquiriendo experiencia hasta que se atrevió a iniciar su propio negocio junto a su socio Alfredo Moreno Zuluaga, en 1968.

Se trataba de una empresa de confecciones llamada ‘Camisetas Blaqui’. Eran tan novedosas que en poco tiempo pasaron de ser dos empleados –Ancizar y Alfredo- a setecientos empleados. “Eran unas camisetas en tela acrílica con diseños innovadores que a la gente les gustaba mucho. Quien no tenía una, no estaba a la moda”, recordó.

Debido a la gran acogida, Ancizar decidió venir a Barranquilla para ver la posibilidad de montar la fábrica en la Zona Franca para así tener la posibilidad de exportar. Pero a pesar del apoyo de Julio Gerlein Comelín, quien en ese entonces manejaba la Zona Franca, Ancizar no pudo lograr su objetivo porque no encontró operarias que tuvieran el conocimiento de las máquinarias con avanzada tecnología que utilizaba.

Pero no se desanimó. Al contrario, vio la posibilidad de montar el almacén de ‘Camisetas Blaqui’ en la calle 72 con cra 53 esquina donde nacía uno de los primeros centros comerciales de la ciudad. Logró que Antonio y Salomón Sales le alquilaran un local y comenzó a funcionar. Desafortunadamente al poco tiempo Ancizar se enfermó de apendicitis y decidió dejar Barranquilla para no sufrir el padecimiento en la soledad. Le alquiló el local a Víctor Henao y regresó a Bogotá con el firme propósito de volver a ‘La puerta de Oro’. “Me gustó la ciudad, su gente…hice buenos amigos”, aseguró.

En el año 1971 comenzó en Bogotá, junto a un nuevo socio Hernando Soto Bernal, la pizzería Jeno’s Pizza. El plato resultó ser una novedad en la capital y pronto abrieron cuatro sucursales.

Sin embargo Ancizar guardaba en su corazón el deseo de iniciar un negocio propio y aprovechó la oportunidad que le brindó Oscar Pérez Gutierrez, Presidente en ese entonces de la Feria Internacional de Bogotá, para que participara vendiendo pizza y arrancar con su propia marca Hot Pizza. Era la primera vez que se iba a vender pizza en esa feria y así comenzó el exitoso nombre comercial el 10 de julio de 1976. Fue destacado como lo mejor en comida de la feria en un artículo escrito por Gloria Valencia de Castaño en la revista Cromos.

El negocio fue todo un éxito y a los dos años pensó en Barranquilla. Abrió el primer Hot Pizza de la ciudad en el año 78 ubicado en la calle 76 con carrera 50. Rápidamente comenzó a crecer abriendo otros puntos en constante innovación de productos y servicios. “La primera pizzería tenía 8 empleados conmigo y hoy día superamos los 600 empleados directos”.

Aseguró, que parte de la gran acogida entre el público fue el hecho de no quedarse en la pizza sino incluir en el menú pastas, lasañas, carnes, pescado y comida mejicana. “Empecé a analizar qué necesitaba la gente y busqué nuevas alternativas para los clientes porque el negocio tenía que evolucionar. Así que impusimos lo de las terrazas, las barras, la música seleccionada, los videos y los parques infantiles pensando siempre en las familias. Por eso también los negocios tienden a ser amplios en los espacios. El de Cartagena por ejemplo, está condicionado para 500 personas y el de Plaza del Parque aquí en Barranquilla, para 430. Además las cartas son cien por ciento familiares para que niños, jóvenes y adultos escojan entre las más de 100 opciones que hay”.

“Primero, tratar de tener un negocio bien localizado de acuerdo al producto y de acuerdo al estrato. No es lo mismo un negocio en la mitad de la cuadra que en la esquina. O donde nace y muere el sol. Segundo, los negocios deben ser bien distribuidos y bien decorados. Tercero, ofrecer una excelente comida, servicio y atención. Cuarto, ofrecer buenos precios y Quinto, proceder bien, es decir, pagarle a los empleados a tiempo su sueldo justo, sus prestaciones, no robarles sus propinas ni sus liquidaciones, pagar los impuestos, usar buenas materia primas y cuidar las cadenas frías teniendo en cuenta que se tiene una gran responsabilidad con la salud de las personas. Así mismo es importante tener claro que el factor más importante es el humano y hay que trabajar en su crecimiento, desarrollo y capacitación permanente ya que son ellos, los empleados, los que tienen el contacto con la gente y los que preparan los alimentos”.